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Minga 2016

SUMAKAUSAY SANADORES DE LA TIERRA

 

Para nosotros todos los días de la vida son sagrados, la vida misma es sagrada; por ende todo lo que existe en ella es sagrado, La tierra es sagrada.

Indoamericanto.

 

Un día la tierra fue herida y empezó a desangrarse, quizá no fue con armas de fuego, ni tampoco con armas metálicas; quizá lo que más pudo herirla es el olvido, El olvido de que es nuestra madre, de que es un ser vivo y  de que todo lo que somos, se lo debemos a ella.

Hoy después de tanto dolor y de tanta devastación aceptamos nuestra culpa y nos arriesgamos  a soñar con una tierra más sana, con una tierra más limpia;  y de la única forma que encontraremos la sanación de nuestra tierra, es sanando nuestros propios terrenos, esos que están dentro de nuestro cuerpo, dentro de nuestro espíritu y dentro de nuestro pensamiento.

Por esa razón, lo que estás viendo en la senda es más que una manifestación carnavalesca, es un llamado a que recuperemos nuestras semillas originarias, de esas que se siembran en el corazón y que producen cultivos más limpios.

Así pues, como hijos de la nuestra madre haremos un despertar con una INTRODUCCIÓN que representa un génesis o gran explosión desde donde aparece la naturaleza y la vida representado un cultivo de papa orgánica que adorna nuestro tapiz de retazos. Luego bailaremos a ritmo de  QUISINDIS como una representación de la manera como la naturaleza misma busca de diferentes formas alcanzar el equilibrio y que nos invita al trabajo y a la realización labores propias de nuestros campesinos, el arado, la siembra, el riego y la cosecha. Más tarde con un ritmo de frontera, el Sanjuanito, evocando la unión de los pueblos andinos en una sola bandera (Whipalas) como símbolo de resistencia contra la devastación de nuestra madre tierra lo cual nos acerca a la manifestación de la vida con paso firme en el planeta, reconociendo que somos un continente con las venas abierta pero vivas las raíces. 

Continuamos nuestro llamado con un PREGÓN, en el que todos cantan y limpian su espíritu  para dar inicio a una nueva fiesta con la interpretación de la payas (instrumento musical de viento similar a la zampoña) representando la unidad, el mutualismo y la complementariedad entre comunidades las cuales avanzan seguidamente al son del PASACALLE. Finalmente, y buscando la utopía, resiliencia y equilibrio se presenta el SONSUREÑO en el que todos cuidamos todo, en el que reconocemos que le pertenecemos a la naturaleza y no ella a nosotros, en el que nos reconocemos como habitantes de un territorio común y llevamos en alto nuestro orgullo e identidad nariñense y campesina, respetando y asumiendo que somos diferentes semillas de un mismo terreno.

Desde hoy empezaremos a sembrar una semilla originaría, la del agradecimiento, esa que tanto nos reclama nuestra madre tierra y esa que le adeudamos a nuestros seres hermanos.

Por eso después de 22 años hoy nos paramos nuevamente en la senda del carnaval de Negros Y Blancos para decirles Muchas Gracias Pasto, Muchas gracias Nariño, Muchas Gracias Colombia, Muchas Gracias Latinoamérica.

Dios le Pague MADRE TIERRA.

Hoy nos debemos a ustedes y todo lo que hacemos es por ustedes.

 

Por una tierra más Sana.

Con ustedes 

Indoamericanto- La Gran Minga Por La Vida.

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