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Minga 2009

TARINA MARKA, UN ENCUENTRO SIN FRONTERAS

 
“A veces anda borrachito de tanto beber las mieles de las corolas, al volar lanza relámpagos de colores; su cuerpo tiene el tamaño de una almendra. Nace de un huevo no más grande que un fríjol. Dentro de su nido, que cabe en una nuez... duerme al abrigo de una hojita.” Leidy Bacca.
 
El inmenso escenario de las calles pastusas se engrandece con la presencia de los herederos del legado cultural latinoamericano. Somos elementos articuladores de la relación sagrada entre hombres, que al igual que el colibrí con su mágico vuelo traspasa las fronteras, haciendo de América Latina un solo pueblo.
 
Nuestro vestuario enmarcado por la presencia del colibrí en todo su esplendor y en una actitud de vuelo despliega por entre su cola plumas de mil colores, quizá con el afán de devolverle a la vida ese regalo de belleza y esplendor que algún día a través de la mano creadora y hacedora del universo les concedió. Surcando cielos de azules profundos en donde imágenes Nazca parecen ya desaparecer se encuentra con otro emblema de inmortalidad con aquel fénix que como el colibrí ha trascendido fronteras para encontrarse entre esos verdes revestidos de la alegría del carnaval, y como si se tratara de una constante migración por entre trigales revestidos de ese amarillo y dorado del que nuestros suelos se ven desde los cielos, este colibrí símbolo de un encuentro sin fronteras nos lleva a reconocernos en nuestra propia identidad, con una imagen del Pasto colonial acompañado de la michita linda, nuestra patrona en carnavales y ese símbolo indoamericano que ha acompañado durante ya más de 16 años estas tierras bendecidas por Dios.
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