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Minga 2024

LLAQTAMANTA, PAGAMENTO ANCESTRAL

 

Para nuestra minga 2024, la Fundación Cultural Indoamericanto, presenta Llaqtamanta, Pagamento ancestral, una ofrenda, qué nace de la necesidad colectiva de retribuir a la tierra todo lo recibido, y lo llevaremos a escena desde la gratitud para con nuestro pueblo, nuestra historia y nuestro Carnaval de Negros y Blancos. 

La historia por contar en esta Minga sucede desde el origen de la fiesta andina, relatando como nuestros ancestros tomaron conciencia de los beneficios recibidos de los astros, y sintieron en sus corazones la necesidad de ofrendar algo a cambio. Desde ese momento la música y la danza se convierten en símbolo de pagamento, dejándose guiar por melodías y ritmos qué los hermanan empezando a prodigar la vida en comunidad, es así como el hombre andino siembra sus raíces qué perduran hasta hoy, las que venimos a rememorar en esta Minga. 

Obertura: Del legado de la tierra
 
Para los pueblos andinos la tierra, el territorio y los recursos son elementos de suma importancia  que permiten la continuidad histórica, la plenitud de la vida, la espiritualidad y el desarrollo económico social, cultural y humano dentro de los mismos territorios, convirtiéndose en la vida misma de nuestros pueblos andinos y emplazandose dentro de la cosmovisión andina como la madre dadora de vida  

Para iniciar nuestra obra presentamos una obertura, que opta por interpretar los ritmos de Danzante y Yumbo, aludiendo a nuestra cercanía con el hermano país Ecuador, ritmos característicos de origen prehispánico propios de las fiestas campesinas de esta zona.  haciendo referencia a nuestros antepasados y las alboradas previas a las fiestas tradicionales.

 Damos inicio a nuestra obra danzaria con una intro-ritual a ritmo de yumbo, danza originaria de nuestro hermano País de Ecuador, que según Eduardo Almeida Reyes en su artículo “LA DANZA DEL YUMBO EN LA COMUNIDAD DE RUMICUCHO” representa históricamente un sincretismo.

Nuestros pies bien puestos en la tierra, nuestras manos, cabeza y mirada hacia el cielo como muestra de agradecimiento a la madre tierra por permitirnos existir dentro de ella.
A través de nuestra obertura queremos establecer un vínculo simbólico con personas, seres divinos y con el entorno natural.

Primer Acto: A la fiesta andina

Dándole continuidad a nuestra obra, le damos la  bienvenida a la fiesta andina, interpretando  ritmos de Raymi y san juanito propios del agradecimiento festivo al tata inti, a la mama killa por la fertilidad y la abundancia de la tierra y del territorio 

interpretamos 2 ritmos diferentes, que dentro de nuestra propuesta dancística encaminan un mismo objetivo, Raymi y San Juanito. con estos dos ritmos de origen festivo representamos la dualidad entre el hombre y la mujer, la virilidad masculina, la fertilidad femenina, la fuerza, la delicadeza; con saltos y zapateos fuertes propios de la interpretación de raymi y san juanito evocando sentimientos de la fiesta andina, hombre y mujer como figuras principales. Ejecución de círculos como representación del churo cósmico como manifestación de que el pensamiento andino no es lineal, todo es cambiante, todo es inesperado.

Segundo Acto: Por la misma sangre

Es hora de repensar nuestro territorio desde la Indoamérica, con la seguridad de que existen otros iguales, y que no estamos solos, que transitamos distintos senderos en pro de la juntanza.

Para este momento realizamos una adaptación de los grupos de banda de yegua, que se encuentran dentro de las comunidades indígenas y campesinas, interpretando instrumentos como, flauta traversa, bombo wankara, redoblante con parche de yegua y quijada de yegua, interpretando música autóctona de nuestro territorio, de este modo indoamericanto hace una adaptación a formato de colectivo en ritmo de bambuco sureño

En este bambuco sureño queremos representar la idea básica de autoreconocernos y reconocer también que en algún lugar del mundo, lejos o cerca existen otros iguales en busca del mismo fin. Simbolizando un espejo en nuestra mano iniciamos con un acto de autoreconocimiento, nos encontramos con un grupo de personas con similitudes ideológicas y culturales, descubrimos que aunque estemos por distintos caminos llegamos al mismo lugar. En la ejecución coreográfica no hay distinción de hombres y mujeres, todos 
somos uno representando con movimientos exactos la unión y armonía. Líneas, avances, retrocesos y cuadrillas son los protagonistas dentro de este momento coreográfico, usamos nuestro elemento como bastón de mando símbolo sagrado para enriquecer el montaje, golpes que musicalizan el suelo y elevaciones del mismo que permiten vernos imponentes al momento de la ejecución.


Tercer Acto: Juntando caminos, para sembrar la semilla

rememorando la unión de los pueblos andinos adaptamos los ritmos de la diablada y caporal tradicionales de la region Boliviana, trayendo consigo  la hermandad entre pueblos andinos y la apertura de estos ritmos en el marco del carnaval de negros y blancos.
retornamos y agradecemos nuestras raíces. A través de coreografías complejas y efusivas al ritmo de Diablada y Caporal reconocemos la riqueza cultural de los pueblos andinos, la cual se visibiliza mediante la unión y la juntanza de los mismos, quienes han sido guiados durante siglos por líderes y lideresas que trazan el camino a recorrer, forjando así la consolidación de comunidades sólidas y fuertes.se hace notoria la caracterización de los liderazgos tropas de hombres que con su fuerza representan el palpitar andino y de mujeres que con movimientos sensuales enriquecen y enaltecen el montaje, ambos como figuras que guían La Gran Minga Por La Vida, siendo el principio de lo que perdurará en la eternidad, el Indoamericanto. 

Cuarto Acto: Que hará brotar del pueblo, La gran Minga por la Vida
Al ser el último acto se busca alcanzar el momento cumbre de la obra, a través de la representación de un festejo final, lleno de fuerza y haciendo alusión a la celebración que termina con un pagamento. 
el bambuco sureño o  sonsureño, ritmo típico y carnavalesco de nuestra región permite reafirmar nuestra identidad como nariñenses y pastusos, removiendo fibras dentro de nuestros corazones al paso de los músicos en esta gran fiesta magna realizando nuestro pagamento desde el canto a la tierra para nuestra pachamama 
finalizamos nuestra propuesta con un son sureño en el cual queremos reconocer e incluir al otro como parte esencial de nuestra fiesta, ldemocratizando la fiesta magna con la idea clara de que el Carnaval de negros y blancos lo construimos todos y es para todos, no distinguimos raza, género, ideología o religión. Representamos diversas maneras diferentes de interpretar la danza sin dejar de ser uno solo, movimientos dinámicos de líneas y cuadrillas que representan la apertura y acceso popular a la fiesta, movimientos festivos que invitan directamente al espectador a formar parte de nuestro regocijo.

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